¿Sabías que el primer miércoles del mes de febrero se celebra el Día Mundial de la Lectura en Voz Alta?
Desde 2010, a iniciativa de la organización internacional World Lit, se lleva a cabo dicha efeméride, con la finalidad de destacar la importancia de leer, visibilizar la alfabetización como un derecho humano y fomentar la creación de comunidades y grupos de lectura.
A propósito de esta celebración, en nuestro país, desde hace casi dos años se viene implementando una iniciativa enfocada en incentivar y promover este hábito desde educación parvularia y los primeros niveles de educación básica.
Se trata del proyecto “Leyendo en casa”, una estrategia con la que el Gobierno de El Salvador, por medio del Ministerio de Educación y Tecnología le apunta a fortalecer la comprensión de textos y la lectura fluida, aspectos que resultan clave para la formación académica de los estudiantes.
Esta iniciativa novedosa está alineada al Plan Nacional de Lectura y cuenta con el respaldo del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y el aporte financiero de Fondo de Asociación para el Desarrollo India-ONU, gestionado a través del Ministerio de Relaciones Exteriores y de la Agencia de El Salvador para la Cooperación Internacional (ESCO).
Gracias a esto, se han entregado 18 mil libros y materiales de apoyo, en diferentes formatos, a 84 escuelas de 74 distritos de todo el país, beneficiando así a alrededor de 6 mil niños del sistema de educación pública; que no solo acceden a estos insumos en sus centros escolares, sino que pueden llevarse con ellos las publicaciones para continuar con su lectura desde sus casas, haciendo que los padres de familia también sean parte clave en este proceso.
“Ha sido un verdadero privilegio contar con este proyecto innovador, en especial porque estamos en una zona rural. Entonces, ha sido realmente beneficioso tanto para los niños como para las familias el implementar la lectura desde la temprana edad para favorecer la imaginación, la creatividad y el pensamiento crítico”, comenta Dacia Reyes, profesora del Centro Escolar “Cantón San José Shangallo”, de Ilopango, una de las escuelas que han logrado implementar con éxito esta modalidad de enseñanza-aprendizaje.
La docente señala que, sumado a los libros, los educadores también tienen intercambios con expertos en lectura, quienes los animan a crear diferentes estrategias para fomentar esta práctica dentro y fuera de los salones de clases, incluyendo los recreos y los hogares. Asimismo, han recibido visitas de escritores salvadoreños, las cuales han servido para motivar aún más esta experiencia.
“Hacemos dinámicas como el libro viajero, creamos teatrines, títeres y otras actividades en donde el niño es el protagonista de su propio aprendizaje. Han aprendido porque se les ha modelado la forma correcta de leer un cuento, de analizarlo y, sobre todo, crear lectojuegos para que la lectura sea llamativa”, afirma la maestra.
Mientras tanto, el director de ese mismo centro educativo, Romero Rogel, sostiene que el proyecto “trae como beneficio adicional el involucramiento del padre, de la madre u otro familiar; y que la comunidad educativa se convierta en un solo cuerpo para poder desarrollarlo. Eso nos favorece mucho porque familiares empezaron a tomar libros con los niños, a elaborar zonas especiales de lectura, para que ellos se sientan en un ambiente bonito en sus casas. Esto va más allá de solo leer los libros”.
Para Jessica Pineda, familiar de una alumna de primer grado de la referida escuela, este programa está contribuyendo de gran manera en la formación de la estudiante. “Hemos leído juntas como diez libros. Además de leer, la niña hace personificación, obras de teatro, con sus juguetes y unos títeres. Sí, se ve que está desarrollando otras habilidades, a través de las lectura, con el hecho de inventarse historias, de hacerlas ella misma”, opinó.
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