El Salvador adoptó la Convención Relativa a la Lucha contra la Discriminación en la Esfera de la Enseñanza, un instrumento que fue aprobado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en 1960.
La convención, adoptada este miércoles por la Asamblea Legislativa, tiene como objetivo establecer la educación como un derecho fundamental, subrayando la obligación del Estado de proscribir cualquier forma de discriminación en el ámbito educativo al promover la igualdad de oportunidades en materia de enseñanza.
En mayo pasado, la Canciller Alexandra Hill recomendó a la Comisión de Relaciones Exteriores de la Asamblea Legislativa la adopción de esta convención debido a que salda una deuda histórica en el ámbito educativo, mismo que el Gobierno del Presidente Nayib Bukele ha establecido como prioridad.
Aunque nuestro país, con las políticas gubernamentales de la actual administración, ha sobrepasado los estándares establecidos en dicho instrumento, este viene a fortalecer beneficios que ya está gozando la población salvadoreña, tal es el caso de Crecer Juntos, programa que ha acercado la educación a nuestros niños y jóvenes.
El Salvador incluso ha ido más allá de lo que exigen los convenios internacionales y ha tomado acciones contundentes para cerrar la brecha digital en todo el país, que por tanto tiempo había dejado sin acceso a la tecnología a cientos de estudiantes. En este contexto, se destaca la entrega de computadoras como parte del proyecto Enlaces con la Educación, una iniciativa sin precedentes que está beneficiando a los alumnos de las escuelas públicas.
La convención promueve, además, la gratuidad y obligatoriedad de la enseñanza primaria; así como fomentar que la educación secundaria sea generalizada y accesible a la población.
De igual manera, busca que educación superior esté al alcance de los ciudadanos y vela, además, para que en el proceso de preparación de los docentes no exista ningún tipo de discriminación.
Este instrumento internacional impulsa que la educación sea un agente de desarrollo que permita el desenvolvimiento de la personalidad humana y que refuerce el respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales.
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