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Historia de la diplomacia

El Ministerio de Relaciones Exteriores de El Salvador se crea mediante decreto legislativo No 13 dado en la ciudad de Cojutepeque el 27 de Febrero de 1858, adscrito a tres Ministerios más, siendo estos:

  1.  Gobernación, Justicia, Instrucción Pública y Negocios Eclesiásticos;
  2.  Hacienda y Guerra
  3. Fomento a la Agricultura, Comercio, Industria y Trabajos Públicos,

Bajo la Presidencia del Gobernante Miguel Santín del Castillo, fungiendo como Canciller Don Ignacio Gómez hombre de letras originario de Metapán. Queda registrado en la historia que la Cámara de Senadores instalada en esa ciudad, establece el trabajo de RREE a través de una dirección de asuntos internacionales, lo que sería el antecedente de lo que hoy es la Dirección General de Política Exterior.

No sería hasta la administración del Capitán General Gerardo Barrios 1860 – 1865, que queda bien definido el rol del Estado Salvadoreño, – se crea el Consejo de Ministros- ; las relaciones externas se abren fuertemente a los Estados Unidos y Europa, hay un flujo de expertos en temas de ciencias, educación, geografía y comercio que vienen a El Salvador.

El ciudadano guatemalteco Manuel de Irungaray hombre de confianza de Barrios, es el que dirige el Ministerio de Relaciones Exteriores, hábil diplomático establece acuerdos con países europeos, especialmente con Francia, suscribe un Concordato con la Santa Sede 1863, se firma con Honduras el Tratado de Santa Rosa en 1862, que contempla aspectos de amistad, cooperación, negociación diplomática antes que la guerra, y preferencias en asuntos comerciales.

Posteriormente, se ratifican los temas limítrofes con dicho país mediante los Acuerdos Cruz- Letona suscritos en San Miguel en 1884.

Se asiste a Washington a la 1ª Conferencia Panamericana convocada por los Estados Unidos y la misión es dirigida por el Canciller D. Manuel Delgado en los años de 1889 – 1900, en la que se discuten temas de relevancia para la época como la creación de patrones de pesos y medidas, derechos de autor, se crea la Oficina de la Repúblicas Americanas inaugurada en 1910.

Subsiguientemente en las Panamericanas los países latinoamericanos fueron incorporando preceptos de derecho internacional público y privado entre los que podemos resaltar la no intervención y el Código de Bustamante respectivamente.

La historia diplomática de El Salvador se empieza manifestar incipientemente, en un principio a establecer y fortalecer contactos comerciales y a enviar designados a las primeras conferencias internacionales en las más variadas materias: propiedad literaria, cables submarinos, telecomunicaciones, asuntos científicos.

Cabe destacar que el país en 1907 bajo la administración del Canciller Manuel Delgado, define el Programa de los 7 puntos, que más que asuntos de política internacional, eran acciones de promoción del Café Salvadoreño en Europa, Los Estados Unidos, incluyendo a mercados inexplorados como es el caso de Rusia; práctica que sería efectuada durante décadas por la Cancillería Salvadoreña como parte de la política comercial del país. 

En el marco multilateral se da la participación en la Conferencia Internacional de Cámara de Comercio y Asociaciones Comerciales e Industriales efectuada en Londres en 1910.

La Historia Diplomática de El salvador, tiene aportes históricos que también merecen destacarse: la Doctrina Meléndez de 1916 impulsada por el Canciller Francisco Martínez Suárez y el Dr. Reyes Arrieta Rossi, estructuran una fuerte demanda a Nicaragua ante la Corte Centroamericana de Justicia – por el Tratado Brian Chamorro de 1914 , en el que este país, cedía territorio a Estados Unidos para establecer bases militares en el Golfo de Fonseca. 

Se propicia así la Sentencia de 1917 que es un precedente único, a nivel de Derecho Internacional en materia de jurisdicción, soberanía y condominio de aguas.

Por otra parte, el precitado Canciller Martínez Suárez elabora la Doctrina de la Neutralidad Benévola, una figura jurídica dirigida a evitar el involucramiento directo del país en la primera guerra mundial y así evitar perder los mercados europeos a las exportaciones nacionales del café.

En las primeras décadas del siglo XX la política se iría identificando con una gestión externa apegada a los principios clásicos de Derecho de Gentes. El Dr. José Gustavo Guerrero en un asunto de derecho internacional privado: la Reclamación Canessa, demuestra la capacidad diplomática de El Salvador; su paso fugaz como Ministro de Relaciones Exteriores entre 1926 y 1927, deja legados: Una primera ley estructurada del servicio diplomático y consular; La creación de secciones especiales de trabajo de la cancillería; La creación de la Escuela Diplomática; La defensa de la no intervención en 1928, en la Sexta Conferencia Panamericana de la Habana, abre pautas y abona a para otros planteamientos jurídicos latinoamericanos en las subsiguientes reuniones hemisféricas.

La Frase dirigida al Presidente Pío Romero Bosque resuena a una ética profesional sin igual: “En tanto sea el Ministro de Relaciones Exteriores imprimiré a la Política Exterior de El Salvador, la línea que reclama la dignidad del País”, fue removido inmediatamente del cargo, ante divergencias con la Presidencia dela República, en relación una clara a la influencia política norteamericana en el derecho internacional y sale para Europa.

La diplomacia bilateral y multilateral salvadoreña, se va afirmando en las primeras décadas del siglo XX, en diferentes períodos, se puede mencionar a las administraciones de los Cancilleres Manuel Delgado y Salvador Rodríguez González, el derecho nuestro incorporaría principios del Derecho Internacional, tales como: el trato a los extranjeros, la equiparación de sistemas jurídicos, la igualdad legal para los Estados, la clausula de la Nación más favorecida, las inmunidades y privilegios diplomáticos.

Ya eran disposiciones que entrelazaban el orden interno con el Derecho de Gentes, mas sin embargo la situación del país reflejaba contradicciones y complejidad; posteriormente al asesinato del Dr. Manuel Enrique Araujo en 1913, sigue un modelo de dictadura civil y modernizante, para impulsar la exportación del café, crear infraestructura publica, así como un Estado con rasgos de autoritarismo.

La Dinastía Meléndez Quiñonez que duraría hasta 1927, propiciaría contradicciones internas que estallarían en 1932, con la diferencia que el mando en el gobierno sería asumido por el estamento militar hasta finales de los años setentas.

Como parte de la historia diplomática de El Salvador, el Dr. Guerrero en tierras extranjeras y tras asumir la Presidencia por nueve (9) años de la Corte Permanente de Justicia Internacional hasta 1939, hizo aportes en temas como la nacionalidad, la proscripción de las guerras, restricción del uso de armamentos, sugirió medidas para la Paz y Seguridad Internacionales. 

En su obra magistral “El Orden Internacional” señala el fracaso multilateral de la Sociedad de Naciones y expone pautas que deben de seguir los Estados para su convivencia, como: el respeto, la buena fe, la justicia, la no violación de los tratados, abandono de las pretensiones territoriales y ambiciones. Su modelo del establecimiento de un Federación Mundial de Paz, van subyacentes en los principios y contenidos de la carta de San Francisco, que da vida a las Naciones Unidas de hoy.

Esta profunda visión del internacionalista salvadoreño, dejó al descubierto la debilidad del sistema internacional, la fragilidad del equilibrio de poderes entre las potencias; las razones del estallido de la segunda Guerra Mundial, no son mas que parte de su análisis jurídico- político y conclusiones, sobre la recurrencia del comportamiento de Los Estados y el deseo de revancha entre vencidos y vencedores, donde la primacía de la fuerza superó a la cordura y al derecho internacional.

Durante el período de guerras y entre guerras mundiales, nuestra historia diplomática si bien refiere los acontecimientos históricos, tomó posiciones de prudencia, que mas bien reflejan pronunciamientos formales y evitó inmiscuirse directamente en conflictos de grandes proporciones; no obstante se dio la participación de salvadoreños en los campos de batalla, en casi todos los frentes de guerra al servicio de los Aliados.

En los registros diplomáticos hay relatos de acciones heroicas y humanas de nuestra diplomacia, pero aisladas, por ejemplo Raúl Contreras, el eminente escritor, poeta e intelectual salvadoreño, al mando de nuestra Representación Diplomática en Madrid, España, se volcó a salvar vidas durante la guerra civil española en 1939, de manera indistinta sin considerar posiciones de los bandos en contienda.

El Dr. José Gustavo Guerreo enfrenta en persona a las tropas Nazis en Holanda en junio de 1940 para salvar vidas del personal holandés del Tribunal Permanente de la Haya y es autorizado por el propio Canciller Von Ribbentrop de Adolfo Hitler a salir con bienes y personas a Suiza; el Cónsul José Arturo Castellanos con sede en Ginebra, participa en una operación encubierta de extensión de certificados de nacionalidad salvadoreña, en colaboración con el judío rumano transilvano George Mandell – Mantello, logra salvar un estimado de 40, 000 judíos de ser exterminados en los campos alemanes.

Si resalta en la historia diplomática salvadoreña, que de 1931 a 1944 de Maximiliano Hernández Martínez, se dieron graves fallas en política internacional: el reconocimiento del Estado Títere del Manchukuo en 1934, la simpatía abierta por el Gobierno de Francisco Franco, sus inclinaciones por la ideas de Mussolini y adquisición de armamento italiano. 

Su peculiar posición pendular en materia de Política Exterior entre inclinaciones germanófilas, la disciplina alemana: al grado de designar a un militar alemán al mando de la Escuela Militar Salvadoreña y dar después , un giro obligado que le impone el gobierno de los Estados Unidos de respaldar a los aliados, en la guerra contra Alemania, ponen al descubierto la realidad de la diplomacia salvadoreña.

Ya en 1946 de manera sutil el Dr. Guerrero se reúne con todos los sectores y fuerzas del país, a su arribo a El Salvador no es casual, sabia perfectamente lo que pasaba en su Patria, y que mejor replicar para el interior, los valores que el tanto defendió a nivel internacional: El respeto, la dignidad, la justicia, igualdad y oportunidad para todos, su presencia en la Universidad de El Salvador y sus reuniones con todos los círculos sociales nos hacen ver que su deseo, era de que el país encontrara su propio desarrollo nacional. De igual forma lo hace para con la región centroamericana, convoca todos los presidentes presidente de la época: Arévalo de Guatemala; Tiburcio Carías de Honduras, Somoza de Nicaragua, Picado de Costa Rica, todos se excusan a excepción de Arévalo de Guatemala con quien suscribe el pacto de Santa Ana o conocido como Pacto Guerrero.

Instrumento redactado con su estilo personal sienta las bases de lo que fue la ODECA y el actual SICA en materia de Integración Centroamericana, lamentablemente el curso de los acontecimientos regionales, posteriores al período pos segunda guerra mundial, reflejan que la cooperación internacional planteada bajo el orden mundial de la ONU, y el aparecimiento de políticas foráneas en el marco de un enfrentamiento ideológico entre las dos superpotencias Rusia – Estados Unidos desde 1947 hasta la década de los años noventa, ( con la caída del muro de Berlín), no propician las condiciones para el desarrollo. Escenario que coincide con la agudización de conflictos internos en Latinoamérica y en la sub región centroamericana. Nicaragua 1969 – 1979; Guatemala 1960 -1996 y El Salvador Octubre de 1979- 1992.