En cumplimiento con la estrategia de Diplomacia Pública que tiene como fin promover de manera activa el arte y la cultura del país en el exterior, la Embajada de El Salvador en Países Bajos desarrolló el taller de arte “Un Árbol de Dios para el Mundo”, iniciativa que contó con la participación de representantes diplomáticos y amigos de diversas culturas.
El taller, que tuvo como eje central la obra del reconocido artista salvadoreño Fernando Llort (1949-2018), se desarrolló, recientemente, en la sede de la Embajada de El Salvador en la ciudad de La Haya, en un ambiente cargado de color, creatividad y profundo sentido cultural. En este espacio participaron miembros de la comunidad diplomática acreditada en esa nación europea.
Durante el evento, los participantes tuvieron la oportunidad de pintar una pieza de cerámica inspirada en el estilo de Llort, guiados por la connacional, Mirella de Vásquez, quien dirigió el taller con sensibilidad, calidez y especial atención a los detalles que definen la estética del artista. Esta actividad no solo promovió el arte salvadoreño, sino también el intercambio cultural entre las naciones representadas por los asistentes.
El embajador de El Salvador en los Países Bajos, Agustín Vásquez Gómez, inauguró la jornada artística con palabras que evocaron la historia, el legado y las motivaciones de Llort, especialmente su conexión con La Palma, Chalatenango, lugar donde surgió su visión artística como expresión de identidad nacional.
“El arte de Fernando Llort no solo adorna, también narra. Es un espejo del alma salvadoreña, de nuestras raíces, sueños y esperanzas, y una invitación abierta al mundo para descubrirnos desde lo más auténtico de nuestra cultura”, expresó el embajador Vásquez Gómez.
Asimismo, en el evento el diplomático salvadoreño compartió una visión renovada del país, destacando el dinamismo del nuevo El Salvador, con sus playas con vocación turística y deportiva, coloridos pueblos, y la calidez de su gente, invitando a los presentes a explorar el país a través del lente artístico como una ventana hacia su esencia.
Esta experiencia artística es parte de una iniciativa pionera impulsada por la Embajada en colaboración con la Fundación Llort, en particular con Juan Pablo Llort, heredero de la vena artística de su padre, que busca posicionar el arte salvadoreño en espacios internacionales como herramienta de diplomacia cultural. El proyecto representa un modelo innovador dentro del Servicio Exterior de El Salvador, alineado con los esfuerzos del país por fortalecer su proyección internacional a través de la cultura.
El embajador Vásquez concluyó que “Un árbol de Dios para el Mundo” no fue solo un taller de pintura, “fue un encuentro de identidades, un acto de conexión entre amigos de El Salvador a través del arte, y una celebración del talento salvadoreño que hoy traspasa fronteras y continúa inspirando a nuevas audiencias”.
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