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Satomi Aruga: Una voluntaria japonesa con una firme filosofía: “la constancia es poder”

La voluntaria japonesa, Satomi Aruga, corre y pasa la pelota con agilidad toda la cancha de la Federación Salvadoreña Basket Ball (FESABAL). Da indicaciones a más de un centenar de niños que acuden dos veces por semana a este escenario deportivo donde les enseña con maestría encestar la pelota, pero, lo más importante su sólida filosofía oriental que se resume en cuatro palabras: “la constancia es poder”.

Satomi, quien es originaria de Matsumoto y que tiene 48 años, sirve en nuestro país desde hace un año como voluntaria de la Agencia de Cooperación Internacional de El Salvador, un socio aliado, que trabaja a favor del desarrollo de nuestro país por medio de voluntarios que aportan con sus conocimientos en diversas disciplinas.

“Presenté una solicitud con tres opciones de países donde deseaba trabajar, y JICA me asignó El Salvador”, asegura la maestra quien es muy detallista y ordenada en la cancha.

Así, Satomi enseña su máxima pasión: el basket ball, deporte que no lo ve como una disciplina o una imposición sino como una actividad para disfrutar y divertirse sanamente.

“Enseño baloncesto a los jugadores de la Academia (el equipo oficial de la Federación) y colaboro con otros entrenadores en el desarrollo integral de niños y jóvenes. Me alegra ver cómo los jugadores aplican lo aprendido en los entrenamientos y mejoran progresivamente”, afirma mientras no despega su mirada de sus alumnos que pronto se sumarán al entreno de casi dos horas.

“Creo que las pequeñas acciones diarias construyen grandes cambios. Quisiera transmitir esta filosofía a través de mis actividades. Además, he aprendido aquí a ‘no apresurarme y mantener la calma’, volviéndome más tolerante que cuando vivía en Japón”, añade.

Además, comenta que desde joven le interesó ayudar a niños, por ello, trabajó como profesora y como voluntaria y donante a causas infantiles, pero quería hacer algo más, es así como voluntaria del JICA, comparte su perspectiva deportiva y cultural.

En su trayectoria profesional destaca su labor como entrenadora en centros escolares y selecciones deportivas en Japón. También resalta su experiencia organizando torneos de basket ball.

Durante su voluntariado en nuestra nación, disfruta de la gastronomía salvadoreña; pero también disfruta que los salvadoreños conozcan de Japón por medio del anime y los platillos de su país.

Sus colegas nacionales agradecen su aporte a la FESABAL. “Ella nos ayuda mucho y un gran apoyo para los calentamientos y los ejemplos en las clases; nosotros estamos acá para ayudarle”, William Merino, entrenador de la FESABAL.

Mientras, sus alumnos también reconocen su vocación docente. “Me ha enseñado mucho a rebotar, a tirar y es muy buena persona; me ayuda y me enseña cuando no lo estoy haciendo bien. He mejorado mucho desde que estoy en la FESABAL”, dice Alejandro Hernández de 14 años, quien tiene el sueño de jugar de manera profesional.

Y precisamente, ese es el sueño de Aruga, que las nuevas generaciones se motiven y que algún día, sus alumnos jueguen en la liga mayor o a escala internacional.

Publicado el 25-08-2025.

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